En la Antigüedad la alfabetización se limitaba a ciertos
sectores sociales, y la única manera que había de comunicar los conocimientos
era mediante la transmisión verbal de generación en generación, indicando y
supervisando la ejecución de los oficios o actividades y de esta forma es como
se entrenaba a familias completas y se especializaban en algún oficio o
actividad.
Los gremios constituyen la
primera la primera forma del concepto de una empresa y estas a su vez dan
origen a las agrupaciones de trabajadores.
Estos a su vez se
conformaban con grupos de personas con intereses en común, ayudándose entre sí.
Para que se pudiera conformar un gremio era necesaria la participación de tres
elementos:
Maestro: El que
transmitía las habilidades y los conocimientos por medio de la instrucción
directa.
Aprendices: Quienes
recibían el entrenamiento proporcionado por el maestro sin recibir una
retribución económica.
Oficiales: Los que ya
habían recibido algún tipo de entrenamiento aun cuando no habían desarrollado
habilidades para desempeñar un oficio con eficiencia.
Conforme el tiempo paso los mercados
se fueron expandiendo, por lo tanto, se requirió más maquinaria y materiales, y
esto a su vez propicio una mayor inversión por parte de los maestros.
Con
la Revolución Industrial, la capacitación se transformó en la incorporación de
objetivos y métodos, es decir se pedía la participación de las personas para
que pudieran trabajar en una sola actividad, teniendo a su cargo una parte del
proceso de fabricación a realizar.
La industrialización los
llevo al cambio en los objetivos y métodos y esto a su vez propicio una gran demanda en la mano
de obra capacitada para el manejo de maquinaria nueva.
En esta etapa se utilizó la
primera prueba de inteligencia (Army – Beta) para incrementar la eficiencia, se
desarrolló en Estados Unidos de América una fórmula que se conoce como el
método de los 4 pasos: explicar, demostrar, ejecutar y verificar.
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